Las terapias alternativas, también conocidas como terapias complementarias, son prácticas de atención que buscan equilibrar cuerpo, mente y espíritu, apoyando el bienestar integral del paciente. En el contexto de la enfermería, su aplicación ha cobrado relevancia al brindar cuidados holísticos centrados en la persona. Técnicas como la aromaterapia, la musicoterapia, el masaje terapéutico, la meditación y la reflexología se integran con los cuidados convencionales. La enfermera, como promotora del autocuidado y el alivio del sufrimiento, puede aplicar estas terapias con base científica y ética. Diversos estudios respaldan su eficacia para reducir el estrés, mejorar el sueño, aliviar el dolor y fomentar la relajación. Estas intervenciones fortalecen la relación terapéutica enfermera-paciente, generando confianza y humanización en el cuidado. Su uso debe estar respaldado por evidencia y protocolos institucionales. La formación profesional en este campo permite ampliar las competencias clínicas. En suma, las terapias alternativas enriquecen el arte de cuidar desde la ciencia y la sensibilidad.
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